La idea fue propuesta por Katia Storti, quien impulsa un petitorio a través de www.change.org que, en pocas horas, compiló más de 3700 adhesiones
Una ‘movida’ que llama la atención por el gran volumen de adhesión recogido en escasa cantidad de horas se gestó en redes sociales. La misma tiene objeto presentar un pedido a autoridades para que se implemente la foirma de que los menores de 12 años también puedan tener actividad física regulada.
Quien motoriza este intento es Katia Storti, quien describió que “la idea surgió de un grupo de padres, por los niños que están hace más de seis meses encerrados: Se inició porque manejo mucho de redes sociales y se me ocurrió visualizar este problema de papás cuyos nenes están sin posibilidad de contacto, con distintos problemas físicos como tics nerviosos y obesidad, y no hay un horizonte. No veo diferencia entre un nene de 10 y uno de 12 años. ¿Por qué un chico de diez no puede tener 40 minutos por semana contacto con sus pares bajo protocolo?”, se preguntó.
“Para mí es una Injusticia que alguien de 12 años pueda hacer deportes (como lo permite la regulación vigente) y con 10 u 11 no”, manifestó Katia. “Muchos nenes están con depresión; esto no es capricho ni que los hijos molesten en casas. Hablé con docentes de educación física y psicólogos. Tiene que haber una planificación porque esto va para largo. Además, hay chicos que no tienen acceso a tecnología. Hay muchos casos en que los chicos salen igual, aunque no esté permitido; entonces, con un protocolo regulado habrá más control”, aseveró.
Est petitorio está para la firma en www.change.org para quienes quieran participar. Hay más de 3700 personas firmantes desde ayer a la tarde.
“La socialización es irremplazable”
A propósito de la iniciativa tratada más arriba, la docente y Licenciada en Psicopedagogía Pamela Gabriel argumentó en favor de que los menores de 12 años también puedan tener actividades fuera de sus hogares: “El momento es bastante complicado porque hace más de seis meses que los chicos no van a clases presenciales ni tienen rutinas diarias. No es lo mismo verse a través de pantallas que verse las caras y compartir charlas, juegos, meriendas, recreos; todas las actividades que pueden realizar juntos. Esa falta les genera mucha tristeza. Hay papás que me llaman preocupados porque sus hijos no quieren hacer sus tareas escolares ni otras actividades, porque están desganados. Los niños necesitan compartir tanto como los adultos”.
“La socialización es irreemplazable. Como no habrá clases y no se pueden hacer reuniones afectivas, todo se perdió y queda una marca en la memoria del niño y del adolescente, como el que termina quinto año y no puede compartir esos últimos días tan significativos. Es muy importante que puedan volver a estar con su grupo de referencia, sus pares”