En Modo Sábado se realizó un homenaje a una de las figuras mas emblemáticas del deporte motor nacional, Luis Rubén Di Palma. El piloto oriundo de Arrecifes supo meterse en el corazón de los hinchas mas allá de las marcas, logrando hazañas en las épocas mas desafiantes del automovilismo argentino.
El “Loco” Di Palma logró enormes triunfos y victorias memorables, al volante de diferentes autos y en las principales categorías de nuestro país, brilló en Turismo de Carretera, Sport Prototipos, Fórmula Uno Mecánica Argentina, Turismo Competición 2000, Supercart, entre tantas otras. Su “chapa” de ídolo y carisma lo hicieron rápidamente popular entre el público, y su habilidad para llevar al límite y muchas veces mas allá a cualquier máquina, lo colocaron en el “salón de la fama” de los grandes del deporte argentino, junto a leyendas de la actividad de los 70´s y 80´s.
Di Palma además de su habilidad conductiva y su personalidad irreverente era también un gran preparador y constructor de coches de carrera, en aquellas épocas donde los pilotos “top” se ensuciaban las manos y muchos de ellos tenían protagonismo principal en el armado y desarrollo de sus propios vehículos. Haciendo honor a su apodo , el “Loco” Luis puso en pista autos y modelos a los cuales nadie o pocos apostaban , y no solo eso, sino que además lograba hacerlos ganar, para el delirio de sus seguidores en las tribunas de cada autódromo del país. Como en su aventura con el Dodge 1500 dentro del TC2000, que en los ochentas era dominado por las poderosas Coupé Fuego del equipo oficial Berta Renault y las imponentes Sierra XR4 de la escuadra del óvalo. A todos ellos les ganó con un auto ya obsoleto para la época, el querido “milqui”, y la célebre frase “les gané con un taxi”, así era Luis, auténtico, genuino, un artesano del volante y la mecánica en la época dorada de nuestro automovilismo.
Quedarán en el recuerdo sus batallas con el “Flaco” Traverso en el TC2000, y sus miles y miles de anécdotas que lo hicieron querido por todos mas allá de los colores o marcas, cuando ganaba Di Palma, la alegría y reconocimiento era de todas las tribunas de cada escenario nacional.
Pasaron 20 años de su partida, quizás inesperada, en aquella tórrida tarde del 30 de Septiembre del 2000, cuando el helicóptero que habitualmente piloteaba y utilizaba como medio de transporte para ir a las carreras junto a sus hijos se precipitó a tierra en un campo cercano a la localidad bonaerense de Carlos Tejedor y convirtió en leyenda a un tipo que vivió a fondo , pero siempre con la premisa y códigos de honor en un deporte de riesgo, ese riesgo que lo hace tan peligroso como atractivo para los fanáticos.
Siempre lo recordaremos con esa sonrisa inconfundible y esa caballerosidad que lo hacían mas grande aún, sin palabras estridentes pero con una contundencia en sus acciones que hablaban por sí solas, como en aquel año 1995 en Pergamino, que había sido castigado duramente por las inundaciones y el “Loco” apareció repentinamente con su ultraliviano, víveres, agua y poniéndose a disposición de las autoridades para colaborar en cuanto pudiera, lo que se dice, un grande dentro y fuera de las pistas, un grande en la vida. Así lo recordamos y así lo recordaremos siempre.