Cinco horas y ocho minutos duró el partido entre Diego Schwartzman y Dominic Thiem. Pero, para el Peque, el esfuerzo pagó en grande porque le permitió acceder a la semifinal del Gran Slam de Roland Garros. La batalla del argentino fue a cinco sets: 7-6 (1); 5-7; 6-7(6); 7-6(5) y 6-2.
Hoy fue un día memorable para nuestro tenis; algunas horas antes, Nadia Podoroska le ganaba a Elina Svitolina y también alcanzaba la semifinal del torneo parisino. Un torneo que estuvo y está condicionado por el viento, la llovizna y la lluvia propiamente dicha. La rosarina se acercó a la cancha, para mirar desde las tribunas el partido de Diego. Él contó en la conferencia de prensa, que gritó mucho en el gimnasio (estaba haciendo el calentamiento) cuando ella ganó, “como si fuera la Copa Davis viste, cuando juega tu compañero.”
Fue grandioso, pero no perfecto, el mismo Schwartzman lo admitió al final, “no aproveché mis oportunidades”, dijo, aludiendo al segundo set. Lo cierto es que fueron puntos peleados, estratégicos, largos, por tratarse de dos jugadores inteligentes, hábiles y muy rápidos. El número tres del ránking, y el aspirante a top ten. Thiem dijo, “para ganar el partido, tendría que haberlo hecho en el cuarto. En el quinto, él estaba más fresco que yo.”
En el tie break del cuarto set, la balanza se inclinó hacia Schwartzman, o tal vez fue la combinación de humedad y pelotas pesadas, que tanto lo favorecen, lo que le permitieron ganar.
En el quinto set, se lo vio a Diego más entero, con más físico y una mentalidad intacta. Los momentos en los que se quejó, se frustró y reclamó a la jueza, a su entrenador, y a su destino, quedaron atrás cuando el drop de Dominic no superó la red. Ambos están escribiendo un nuevo capítulo en la historia del Tenis Argentino “pero el torneo no terminó, ni para Nadia ni para mí,” aclara Diego.