El espacio encabezado por el diputado provincial Nicolás Mayoraz no acompañó con su voto la media sanción otorgada ayer al nuevo proyecto de Ley de Educación Sexual Integral
La media sanción entregada a la Ley ESI provincial no llegó por unanimidad. Entre quienes votaron en contra se encuentra el bloque Somos Vida Y Familia, uno de cuyos representantes, Nicolás Mayoraz, fue tajante al sostener que “necesitamos una ESI pero sin ideología de género, porque ella no tiene consenso científico ya que contradice las leyes elementales de la biología. Que no nacemos siendo hombre o mujer es un postulado político y no se condice con lo que se pretende de ESI: respetar el derecho de los padres a educar a sus hijos en el sexo, en la valoración de conductas humanas”.
Para alimentar sus argumentos, Mayoraz afirmó que “la ley tiene más contenidos ideológicos que los que tienen que ver con la Ley ESI nacional. Debería respetarse que el modo en que se aborda esta temática admite múltiples miradas, a veces no coincidentes”. Y no vaciló en calificarla como “autoritaria”, ejemplificando así: “si se enseña que se tiene derecho a cualquier asociación sexual, eso es valoración subjetiva; o sea, no hay valoración científica, y los padres son excluidos ex profeso negando tratados internacionales que reconocen su derecho a educar a sus hijos”.
Los promotores de la ley indican que la misma busca incorporar nuevas realidades y respetar minorías, manifiesto negado por el abogado y diputado: “La ley predica una cosa u hace otra: no hay tolerancia ni respeto por los padres que quieran educar diferente; a eso lo llaman ‘tabúes’ y ‘reduccionismo’. Una persona puede cambiar su DNI y percibirse distinto es una cosa, pero imponerle una mirada como ésta a los niños no es justo”.
“La neutralidad ideológica es difícil de lograr”, admitió luego, “como en el dictado de una materia como Historia, pero en este caso hay conocimientos científicos que están validados y que deben considerarse. La visión heteronormatizadora es respetable; el problema es querer imponer esto como modelo único.Reclamo la libertad de pensamiento y la pluralidad de ideas”.
Por último, Mayoraz dudó del argumento que se basa en que los más chicos están adaptados a la nueva realidad: “Las familias pueden transmitir valores e ideales a sus hijos. El problema no es la ideología, sino la imposición de un modelo ideológico. La educación sexual debe darse, pero lpodríamos tener haber tenido el mismo resultado sin sacrificar la libertad de los padres de educar, sin buscar eliminar a la familia”.