En 2008 se proponía con esta ordenanza enterrar cada vez menos residuos sólidos urbanos en la ciudad que finalmente terminan en la localidad de Ricardone.
En diálogo con “Una tarde perfecta”, Mirko Moskat del área residuos del Taller Ecologista, se refirió a la problemática relacionada a los residuos que atraviesa la Ciudad y a este incumplimiento de la ordenanza sancionada en 2008. “Estaría buenísimo hacer un balance positivo donde pudiéramos decir que se avanzó mucho y que hubo cambios estructurales en la gestión y que hayamos alcanzado o no las metas estamos en camino. La verdad es que no solo no alcanzamos las metas, sino que la ciudad no está en camino a aproximarse a ellas. Porque el modelo de gestión priorizó otras cuestiones y fue para otro lado, para priorizar la higiene urbana, la limpieza, la instalación de contenedores, no se interesó en incluir a los cartoneros en estrategias formales de reciclaje tampoco”.
“Se avanzó poco con la reducción, si no hubiera sido por los acuerdos que se hicieron con los supermercados de dejar de entregar bolsas, no tendríamos mucho más que contar en cuanto a estrategias fuertes de reducción de residuos, entonces es un balance basicamente negativo. No decimos que no se hizo nada porque hay nuevas modalidades e iniciativas que doce años atrás no existían pero claramente no alcanzó porque esencialmente las prioridades de la gestión fueron para otro lado”.
Aquella ordenanza denominada “Basura Cero” está cumpliendo mañana 12 años, ordenanza que fue aprobada por el Concejo en 2008 cuyos objetivos, a partir de metas cortas que se iban a ir cumpliendo a través de los años en la teoría, era llegar a este 2020 con una reducción del 80 por ciento de los residuos que se entierran en el relleno de Ricardone. Cumplido el plazo, sucedió lo contrario: hoy se depositan varias miles de toneladas más que en ese entonces y el predio que tenía siete hectáreas de montañas de basura, hoy tiene 40. Además, en los últimos meses se agravó la situación de los cooperativistas que tratan desechos en la planta de Bella Vista, que según sus denuncias hace 10 meses que no tienen ingresos.
Otro aspecto que preocupa y que expuso Mirko, relacionado también a los residuos, fue el del mal uso de los contenedores que habitualmente utiliza toda la población a la hora de desechar los desperdicios que se genera en cada hogar.
“Los contenedores de residuos que se pusieron en los útlimos casi veinte años y que progresivamente fueron extendiéndose a toda la ciudad, tuvieron como prioridad la higiene urbana, dentro de esa lógica se intentó instalar un segundo contenedor para materiales reciclables que son los naranjas que vemos en las calles. Pero la verdad es que ese sistema de separación por contenedores en vía pública no funciona, cuando uno se acerca a un contenedor naranja en la calle ve claramente que ahí hay muchos materiales que no tienen nada que ver con lo que debería haber que es papel, cartón, metales, vidrios, materiales limpios que puedan ser reciclados”.
“Hay una mezcla bastante heterogenea de materiales, porque algunos se pueden separar bien y otros no tanto, arruinan los que separan otras personas bien y ese sistema cuando tiene problemas es muy difícil corregirlo porque no podés saber de quien son los residuos. El contenedor en calle es un sistema totalmente anónimo para la disposición inicial de los residuos, nadie es responsable y no se puede sancionar, no se puede establecer un mecanismo de mejora”.