Con los resultados de un análisis complementario a la autopsia realizada a Carlos “Bocacha” Orellano –quien apareció en aguas del Paraná el 26 de febrero pasado luego de estar dos días desaparecido–, que arrojaron que el joven de 23 años fue golpeado y ahorcado antes de morir, la defensa de su familia reclama que “se pueda establecer toda la cadena de responsabilidades” sobre el hecho que derivó en su muerte.
El abogado querellante en la causa, Salvador Vera, dijo en declaraciones a Todos en la Ocho que ya desde el momento de la autopsia “la perito de parte sugería que estábamos en un escenario donde los pulmones de Carlos estaban libres de líquido, estaban secos, y solamente contenían sangre, y se encontraron golpes”.
“Esta información es muy relevante para la causa porque además, el informe relacionado a los pulmones de Carlos habla de una situación de ahorcamiento, de asfixia. Nos parece que esto es una información muy importante que tendría que hacer que el fiscal avance en las imputaciones al personal de seguridad del boliche”, añadió el profesional.
Otro dato importante, según explicó Vera, es que se le realizó un análisis a Orellano para ver si había consumido drogas o alcohol porque “parte de la teoría de los acusados es que Carlos se cayó al río porque estaba dormido y borracho y se ahogó”. “Carlos en su cuerpo no tenía rastros de ningún tipo de droga y en nivel de alcohol en sangre era de 0,2 gramos. Para conducir se requiere un mínimo de 0,5”, remarcó.
“El informe derriba completamente la teoría del accidente por borrachera que pretendió instalar la policía y el personal de seguridad. Todo indica que previo a la muerte Carlos fue agredido por parte de personal de seguridad. Ahora, en qué lugar sufrió las agresiones es materia de trabajo. Nosotros tenemos que Orellano fue reingresado al boliche donde se produjo la muerte y posteriormente fue su descarte a las aguas del río”, indicó al abogado.
“Apelamos a que se pueda establecer toda la cadena de responsabilidades. La experiencia indica que cuando se está en presencia de un hecho donde hay actores con poderío económico, con acceso y llegada a las fuerzas de seguridad y participación activa de las fuerzas es muy difícil llegar hasta el final porque hay evidencia que desaparece. Esperamos que se pueda actuar con responsabilidad y este caso no quede impune”, resaltó.
Cabe recordar que Orellano la noche del domingo 23 de febrero de 2020, en la previa del feriado de Carnaval, Carlos fue con sus amigos al boliche Ming River House, en la zona de la Fluvial. Según surgió de la investigación Carlos fue expulsado del local porque había tenido un altercado con una patovica cuando ingresó a un sector VIP. Dos días después su cadáver apareció en las aguas del Paraná, a metros del boliche en cuestión. En diciembre pasado fueron imputados cuatro policías por distintos delitos. A Karina G. y Gabriel N., que hicieron adicionales la noche del hecho, el fiscal Patricio Saldutti, de la Unidad de Homicidios Dolosos, los imputó como coautores de incumplimiento de deberes de funcionario público y falsedad ideológica de instrumento público agravado. A su vez el fiscal Gonzalo Fernández Bussy, de la Unidad de Violencia Institucional, imputó a Pablo B. y Brenda L., ex jefe de la Comisaría 2ª y sumariante respectivamente, por incumplimiento de deberes de funcionario público al considerar que en los días de búsqueda de Carlos omitieron el pedido de la fiscal de turno de secuestrar las cámaras de seguridad del boliche y de la zona. Solo Gabriel N. quedó con prisión preventiva.