A las 13.30 –hora argentina– asumirá hoy la presidencia de los Estados Unidos Joe Biden con el fin de la administración de Donald Trump. En un cambio de mando absolutamente atípico en la historia de ese país, el centro de Washington es una fortaleza, vallada con alambre de púas y rodeada por 25.000 soldados de la Guardia Nacional, en un marcado contraste con investiduras previas, cuando la capital de Estados Unidos estallaba en días de celebración.
En contacto con El Primero de la Mañana, la analista internacional Anabella Busso analizó que “Biden inicia su mandato en una etapa muy compleja en la historia de Estados Unidos”. “Tiene una agenda que es difícil para muchos países del mundo en el contexto de la pandemia. Biden además se ha propuesto recuperar el liderazgo de Estados Unidos en el mundo”, sostuvo.
“Seguramente vamos a observar unos cuantos cambios en las formas de la política exterior de los Estados Unidos pero también un escenario donde tiene que gestionar problemas más profundos”, remarcó.
Según la especialista, además de la pandemia, uno de los principales problemas con los que va a tener que lidiar Biden es la división interna que atraviesa a los Estados Unidos. “Va a tener que buscar disminuirla”, indicó.
Sobre la forma de gobernar de Trump, la analista remarcó que “tuvo cierto desprecio por las prácticas institucionales”. “Tardó en nombrar embajadores, hubo lugares donde no los nombró, cambió funcionarios permanentemente y llenó la gestión con gente que no tenía ningún tipo de experiencia en la administración del Estado. El partido Republicano lo que tiene que pensar es por qué alguien como Trump le gana en la interna a 14 candidatos que eran del partido y que eran políticos activos”, explicó.
Así las cosas, hoy Joe Biden, tomará posesión de su cargo en las escalinatas del Capitolio. Las investiduras previas llegaron a atraer a más de un millón de espectadores a la Explanada Nacional, donde veían la ceremonia en pantallas gigantes y al nuevo presidente desfilando a pie desde el Capitolio hasta la Casa Blanca. Pero esta vez no será así, ya que la ceremonia se realizará en un clima de extrema tensión tras el asalto al Capitolio protagonizado el 6 de enero por partidarios del presidente saliente, Donald Trump (quien ya adelantó que no asistirá a la asunción del demócrata).
Como parte de los modestos festejos se instalará un “campo de banderas” que representarán a “los ciudadanos estadounidenses” que no podrán concurrir.