Lautaro Sappietro, de la Agencia de Prevención de Violencia con Armas de Fuego, consideró que esos números son considerables y destacó la apertura de puestos fijos, que funcionarán durante todo el año, en Rosario y en Santa Fe.
Cumplidos varios días de la entrada en vigencia del Programa de Entrega Voluntario de Armas de Fuego y Municiones gestionado por el Estado nacional, el subsecretario de la Agencia Provincial de Prevención de la Violencia con Armas de Fuego, Lautaro Sappietro, consintió hacer un balance de la misma.
“Es positivo. En Rosario tuvimos, incluso, que extender el tiempo para la entrega y gestionar con la ANMaC (Agencia Nacional de Materiales Controlados) la apertura de puestos fijos – que quedarán abiertos durante todo el año – en la ciudad y en la capital de la provincia, porque mucha gente se había quedado sin poder hacer su entrega. Y seguiremos con los puestos móviles: la semana que viene estaremos en Rafaela y la siguiente, en otra localidad”.
“Durante la primera semana, en Rosario se entregaron 350 armas y alrededor de 9400 municiones, y en el puesto fijo, otras 100 armas. mientras que en Venado Tuerto, se recibieron 150 armas y unas 1000 municiones. Números considerables”, definió.
Sappietro recordó cómo funciona esta suerte de ‘plan canje’: “Se concede una amnistía penal por la cual se pueden entregar armas y municiones a cambio de una compensación dineraria”. Y sobre casos que pueden considerarse muy sugestivos, de gente – mayor, sobre todo – que entregaron verdaderos arsenales, el funcionario explicó: “Antes, las armas se adquirían de manera mucho más sencilla. Hoy, las personas comentan que tienen miedo a que se las roben o a que algún menor las tome y suceda un accidente”.
También consideró que esto puede cooperar para reducir significativamente el mercado ilegal, que es uno de los detalles que explican la violencia urbana: “Esta campaña es una política más de la integralidad de acciones que hay que hacer. Apuntamos a las armas que están fuera de visibilización del Estado, que así las reencuentra y las destruye para evitar que sean robadas y caigan en el mercado negro. Y también se ayuda a reducir la violencia intra familiar, porque donde hay un arma, todo conflicto puede terminar en una situación letal”.