La pandemia expuso muchos aspectos deficientes de la vida cotidiana, variables cualitativas que al ser requeridas no estuvieron a la altura o directamente no existieron. Hablamos del sistema educativo y el dictar o tomar clases desde nuestras casas. Tanto para los aprendiendo como para los propios docentes. En la provincia de Santa Fe la sorpresa fue ‘oficial’ porque el propio Ministerio hizo un relevamiento que a grandes rasgos coincide con los problemas detectados por los movimientos territoriales de los partidos. El debate no es de cabotaje sino que trasciende fronteras, problemática compartida por el mundo entero. Manifestó Laura Lewin especialista en gestión educativa: “La educación sea un derecho no un privilegio (…) la calidad de la educación de cada estudiante debe estar garantizada y no puede ser una cuestión de suerte”. En síntesis, la única certeza, detección del problema e inversión.
El relevamiento federal educativo se lanzó en el marco del planteo de organizaciones sociales de todo el país. Con la idea de mostrar los dispositivos, el acceso a la internet para asistir a las clases, sino que “visibilizó las deficiencias estructurales que son preexistentes a la pandemia”, dijo sobre el resultado del relevamiento la referenta del Movimiento Evita en Rosario, donde también ésta organización tomó datos de la realidad en los diferentes barrios populares de la ciudad.
Pensar en el acceso a la educación en tiempos de pandemia. “Sabemos que la mayoría de las tareas se realizan virtualmente. Y no todas las chicas y los chicos pueden acceder. En la mayoría de los hogares hay un sólo dispositivo” reveló Ponzino.
“En la mayoría de los hogares hay un sólo dispositivo, y sobre todo es un celular. Hablamos del 70%. En muy pocos lugares tienen acceso a una tablet o una computadora. Éste tema se complica aún más cuando ese único aparato lo tienen que utilizar varios miembros de esa familia”, explicó la dirigente del Movimiento Rosario.
Lo óptimo?. “Hay que pensar cómo generamos dispositivos o accesibilidad en torno a las tecnologías para que las familias puedan acceder. Porque acá lo que se pone en evidencia y se visibiliza que la tecnología necesaria es muy cara. Porque si lo que se alcanza es un celular, bueno cómo fortalecemos eso. Con internet, con datos, con acercar herramientas que puedan generar acceso real”, detalló Ponzino.
La muestra sobre las necesidades que expone la virtualidad educativa se hizo en 25 barrios, con más de 2800 encuestas de diferentes ciudades del país.
En el mes de marzo pasado la Agencia Télam publicó una extensa nota que refiere al paso de las clases presenciales a la virtualidad: Con el desafío de la pandemia, “nos dimos cuenta de que una clase virtual no es solamente una clase presencial a través de una pantalla. Las clases virtuales tienen otra lógica, otros tiempos y, por supuesto, otras necesidades. Y en ese trabajo el foco no sólo estuvo solamente en enviarles a los alumnos tareas para mantenerlos ocupados, sino que fue necesario generar condiciones para que los chicos pudieran pensar, analizar, reflexionar, debatir, aplicar, crear e integrar todo lo aprendido”.