Parte de la comunidad educativa se convocará de esta manera, a la hora 17, para pedir que se retome la asistencia de los alumnos a las escuelas. Aseguran que se hará con uso de barbijo y respeto de distancia social. “La educación debe declararse esencial”, se postula.
Pasado mañana, a la hora 17, habrá una movida representada por abrazos solidarios a muchos colegios de Rosario, en pos de pedir el regreso a las clases presenciales en Rosario, la cual aún no está habilitada en esta ciudad.
Valeria de Méndez, madre de dos alumnos de colegio La Salle, fundamentó: “Todos somos conscientes del impacto negativo que tiene la no ocncurrencia a clases para los chicos; en lo psicológico, en los pedagógico. No hay transmisión del virus en la escuela siempre y cuando se sigan los protocolos y así pretendemos que sea el retorno a las aulas, en burbujas, con uso de barbijo (en el caso de los docentes, también con máscara de acetato) y con la distancia de 3 metros, cosa que ya funcionó. Tenemos claro que hay buena intención de parte de las autoridades escolares, pero básicamente, pedimos una oportunidad, que haya confianza en que alumnos y docentes respetarán esos protocolos”.
La señora no desconoció el riesgo que conlleva el llevar los chicos a la escuela e irlos a buscar, más el movimiento en transporte público, pero dijo: “Cuando los padres nos juntamos, puedo asegurar que todo está organizado: los chicos ingresan y salen en horarios escalonados y les aseguro que el personal docente se encarga de organizar; incluso, las veredas están marcadas para que sepamos dónde pararnos y respetar la distancia”.
Con respecto a los dos indicadores sanitarios que mantienen elevado el riesgo epidemiológico en Rosario (80 por ciento de ocupación general de camas y tasa de contagios muy por sobre 150 ó 200), Valeria aseguró: “No negamos nada y nos parece bien la propuesta de intermitencia, pero no, la interrupción de clases, porque no tenemos un plan ni sabemos cómo se seguirá. Hay que buscarle la vuelta como lo hizo el resto del mundo”.
“No hay presión de nuestra parte. Probemos con los protocolos que funcionan; tengamos un plan; sepamos que ante ciertos números se tomarán medidas, pero hay una gran inercia y falta de información. Virtualidad no reemplaza a la presencialidad; podría ser complementaria, pero en algunos casos es una utopía y, además, no todos los padres estamos preparados para enseñar desde casa. La educación es un derecho y debe declarársela esencial”.