Desde Aguas Santafesinas indican que no mermará el servicio en los hogares de la ciudad pero si se puede experimentar baja presión.
En diálogo con “El primero de la mañana” Guillermo Lanfranco, Gerente de relaciones institucionales de Aguas Santafesinas, detalló el procedimiento que realiza la empresa para el control y seguimiento de la bajante del Río Paraná.
“Estamos monitoreando día a día la altura del río Paraná, tiene una evolución cambiante, puede mantenerse estable y hay días que baja varios centímetros, este seguimiento nos permite ir controlando la capacidad nuestra de captación, es justamente ese seguimiento el que nos permite establecer que por el momento no hemos tenido ningún inconveniente”.
“Ante las contingencias de que eso en algún momento ocurra, estamos viendo la alternativa de incorporar más equipos de bombeo, tenemos que arreglar lo de julio y agosto porque esta situación va a persistir esos dos meses también y tendremos que preparar algún otro equipo para responder a la demanda de mayor captación”.
Lanfranco aseguró que pese a este inconveniente que sufre el Río, no se verá afectado el servicio en los hogares de los rosarinos en cuanto a la merma de agua, pero si es posible que sufra un cambio en la presión.
“Esta cuestión errática nos impide tener un pronóstico absolutamente certero, y en algún momento puedan registrarse algunas pérdidas de captación, y si bien eso no se va a reflejar en una ausencia de servicio, si puede provocar en alguna circunstancia una merma en las presiones de los caudales. Como siempre insistimos en la necesidad de hacer un uso responsable y solidario del servicio evitando cualquier utilización secundaria o innecesaria”.
Mayo promedió los 7.000 metros cúbicos por segundo y resultó ser el caudal medio mensual de menor afluencia de los últimos 50 años (serie 1971- 2020) con apenas el 51 por ciento del valor promedio durante ese periodo.
Pero, además, mayo se ubicó en el segundo valor de caudal medio mensual más bajo de los últimos 120 años (serie 1901-2020) luego del registrado en mayo de 1914, con 6.800 metros cúbicos por segundo.
Los especialistas coinciden en señalar que todo el ecosistema está en riesgo por la bajante del Paraná, el fenómeno, que comenzó el año pasado, afecta la reproducción de peces, la navegación, el lecho y hasta la estabilidad de las barrancas. La causa de semejante situación se origina en la sequía que comenzó el año pasado en Brasil y que en lugar de equilibrarse en la normal temporada de lluvias se extendió durante 2021, apenas hubo un repunte del caudal en los primeros meses de este año para volver a retomar la onda de bajante hasta perforar los niveles críticos.