Destacados de los paseos típicos rosarinos. Una de las claves, mirar para arriba, así encontraremos arte y belleza pensada para compartir. En el caso de Tres de Febrero 533 funcionó por casi un siglo la relojería Sudamericana. En lo alto de su frontis erigieron un carrillón con cinco campanas de diferentes tamaños. Los vecinos del barrio Martin han sido testigo de las campanadas durante muchísimos años, desde 1920 vemos el gran y hermoso reloj sostenido en el frente de la Relojería, y al costado derecho, en la terraza, estarán hasta las 8.30 de mañana sábado 3 de Julio 2021, momento que sonará por última vez, y luego serán trasladadas al Museo de la Ciudad en el marco de la donación que hará la familia de Augusto Van de Casteele.
Marcas de la historia rosarina. Los vecinos y sus comercios que permanecieron por décadas, “La familia Van de Casteele tuvo relojería Sudamericana que es una de las más sentidas y reconocidas de barrio Martín y la ciudad. Hicieron relojes que hoy vemos, como el de Oroño y 27 de Febrero, o el de la Plaza Bélgica. Ésta relojería tenía una proyección nacional importante y trabajaba mucho con la Municipalidad de Rosario en los años 20’ y 30’. Es una familia que hacía relojes de manera artesanal lo que hace todo más significativo”, explicó Nicolás Charles, director del Museo de la Ciudad.
La donación. “Lo que vamos a hacer es el rescate, luego un diagnóstico, y restaurar lo más posible las piezas. La propiedad está en estado de abandono, y ha sido vandalizada. El carrillón son esas campanas que están en el techo pero había un mecanismo que hacía que suenen, con cuerdas lograban que las campanas se muevan a determinada hora. Fue fabricado por la familia Van de Casteele. Sabemos que el trabajo va a ser complejo, estamos focalizados en ponerlas a punto, en valor, y luego hacerlas sonar”, contó Charles.
La cita: Este sábado 3 de Julio a las 8.30 de la mañana en 3 de Febrero al 500. Si lo logran, sonarán por última vez, y luego realizarán un operativo para bajar el carrillón con las campanas y el reloj amurado en el frente de la histórica relojería. Estarán a cargo de los trabajos agentes de Defensa Civil y del área de Restauración de Obras Públicas como así también los representantes del Museo y de la Secretaría de Cultura.

“La participación de los vecinos de Barrio Martín fue muy energética. Recibimos cartas, en los consejos barriales todo el tiempo nos manifestaron la necesidad que había de rescatar el carillón, campanas y el reloj. Por eso mañana será un día histórico en 3 de Febrero al 500”, destacó Charles.
En el diario La Capital podemos leer sobre la historia del propio Augusto: “Van de Casteele se radica y alquila el local para su relojería en barrio Martin. Cuelga un reloj, solo como indicador, en el frente y característico carrillón. En los años 60 el comercio ya pujante y hasta reconocido entre sus pares de Buenos Aires le permite al relojero adquirir el inmueble de su comercio desde se dedica no solo a la venta sino también a la instalación de relojes”.
En un comienzo con maquinarias importadas pero luego ya con fabricaciones propias bajo la firma L.Vestraeten, por Luis Vestraeten: una identidad alterna que Adolfo había asumido en la ciudad.
Más de relojes dejaron la impronta L.Vestraeten en iglesias, edificios y espacios públicos de Rosario, la región y el país y esa labor artesanal posicionó a la fábrica-taller familiar de Van de Casteele como la productora de relojes monumentales más importante del país.