La reina de la televisión italiana falleció a los 78 años.
La cantante actriz y presentadora Raffaella Carrá (Bolonia, 1943) murió este lunes a los 78 años, según ha comunicado a la agencia italiana Ansa, Sergio Japino, quien fue su compañero durante muchos años. Italia pierde a uno de sus iconos, que desarrolló gran parte de su trabajo en la RAI.
“Raffaella nos ha dejado. Se ha ido a un mundo mejor, donde su humanidad, su inconfundible risa y su extraordinario talento permanecerán para siempre”, expresó Japino, quien no reveló el motivo del fallecimiento de la diva.
Italia está en shock. Adiós a la diva que de los cabellos dorados, la del idilio con Latinoamérica, la que se jactaba de ser de algún modo “rockera sin título”, no por su música, y si por su “modo de vida rupturista”. Nació el mismo que Mick Jagger, George Harrison y Roger Waters. Su lápida podrá decir eso mismo que alguna vez pregonó: “Aquí yace la mujer que hizo bandera de la libertad del cuerpo, la que disfrutó de la liberación sexual feminista en tiempos en que sus arqueos de cuerpo eran denunciados”.
En el último tiempo su postura era el silencio. Su último tuit había sido el día de su cumpleaños (el último), el 18 de junio: “¡Gracias a todos! Me han colmado de buenos deseos, su cariño me conmueve, los abrazo y les deseo un verano con vuelta a la normalidad”. Un mes antes la había atravesado el dolor de la partida de un amigo, el cantautor italiano Franco Battiato.
El año pasado, en un artículo publicado en el periódico británico The Guardian, se analizó el fenómeno Raffaella, como un huracán musical que arrasó en Europa como ningún otro. “Técnicamente hablando, Italia tenía cantantes vocalmente más fuertes como Mina, una virtuosa mezzosoprano y Milva, con su melena pelirroja y sus tendencias políticas, Patty Pravo, una contralto andrógina y Giuni Russo que sublimó la técnica operística en pop. Pero Carrà las ha superado a todas”, explicaba la nota y desarrollaba una teoría relacionada directamente con la televisión en las casas de familia, con la llegada al ama de casa que quería divertirse un rato, con los chicos que querían imitarla, con esa bocanada de aire fresco que siempre han sido sus shows.
Físicamente Raffaella causaba revuelo con su pelo, sus movimientos y con su ropa. Fue una locura cuando apareció cantando el tema de apertura de Canzonissima, un programa de variedades musicales para toda la familia que era transmitido por la RAI (desde 1958 a 1974). Causó sensación con su voz y con su ombligo al aire, una transgresión total para la época… ¡Fue un escándalo!, Pero mientras en el Vaticano se horrorizaban, en España se desesperaban por tenerla en pantalla. Después de la dictadura franquista, Carrà desembarcó en Madrid con su programa La Hora de Raffaella que estuvo al aire entre 1975 y 1976.
En 1978 volvió a Italia como presentadora del programa de variedades Ma Che Sera (Oh, qué noche). El programa abría con una canción que hablaba sin prejuicios de sexo: “Ma girando questa terra io mi sono convinta che non c’è odio non c’è guerra quando a letto l’amore c’è”, algo así como “Al viajar por este mundo, me convencí de que no hay guerra ni odio cuando las cosas están calientes en el dormitorio”. Aunque hoy parezca una letra simpática, en ese momento el mensaje era realmente transgresor.
En 1983 llegó su gran hito televisivo, Pronto, Raffaella?, que llamó la atención sobre todo porque iba al mediodía, cuando hasta ese momento la programación de los canales de TV comenzaba recién por la tarde. Concursos telefónicos, sorteos, premios, el programa fue la base de tantos otros que vendrían después. En Argentina, Susana Giménez, otra actriz igual de rubia y de platinada, se inspiraría en el formato de la italiana y lanzaría en 1987 su también clásico Hola Susana. Lejos de negar el parecido, la diva argentina la homenajea siempre que puede.
Raffaella decía que no creía en el matrimonio, pero sí tuvo dos grandes amores. Primero fue Gianni Boncompagni con quien vivió en pareja por varios años y con el que compartió algunos de sus trabajos, ya que él fue autor de algunas de sus canciones y director de Pronto, Raffaella?, además de guionista en algunos otros de sus shows televisivos. Su otro gran amor es Sergio Japino, quien ha sido su coreógrafo. Con ninguno de los dos tuvo descendencia: “Me hubiera gustado tener un hijo, pero cuando lo intenté ya era tarde. El médico me dijo que no podía”, comentó en una entrevista con el diario español El País.
El mensaje de Raffaella nunca tuvo límites: la libertad, la homosexualidad y el amor libre formaron parte de su repertorio alegre y súper bailable. En la misma entrevista con el diario español, la artista no dudó en declarar: “Libertad es la palabra para poder vivir. Por ejemplo, me alegra especialmente que en Italia se haya aprobado la ley civil de las uniones de los homosexuales. Estoy muy involucrada con este tema porque tiene que ver con la libertad de los individuos”. Esa manera de involucrarse la llevó a convertirse en un icono para la comunidad LGBT, y también el contenido de sus letras. Es el caso de “Lucas”, una canción que habla de un amor no correspondido: “Él era un chico de cabellos de oro. Yo le quería casi con locura. Le fui tan fiel como a nadie he sido. Y jamás supe qué le ha sucedido. Porque una tarde desde mi ventana. Le vi abrazado a un desconocido. No sé quién era, tal vez un viejo amigo…”. Transgresora, divertida, eterna, Raffaella no ha tenido todavía nadie que la reemplace, ni siquiera que se le parezca.
Fuente Clarín y Teleshow
A.D.