Tenía 72 años y se encontraba alojado en el hospital de Ezeiza. Fue condenado en más de una oportunidad por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura que asoló al país entre 1976 y 1983.
Si bien no hubo un anuncio ofical aún, se confirmó el fallecimiento de José Rubén Lofiego, uno de los más brutales represores que operaron en Rosario, teniendo su base en el exServicio de Informaciones (SI) que funcionaba en San Lorenzo y Dorrego, en Rosario.
La abogada de la Asamblea Permanente por los Drechos Humanos Gabriela Durruty, ratificó que Lofiego, quien empleaba el seudónimo de “Ciego” o “Mengele” en el tenebroso argot de aquellas fuerzas, “murió alrededor de la hora 19:45 en el hospital de Ezeiza, donde se encontraba alojado, aquejado de hipertensión e incontinencia” entre otras dolencias.
A Lofiego, condenado a cadena perpetua, se le había concedido, en 2016, el beneficio de prisión domiciliaria, pero ésta no se hizo efectiva por no contar el criminal con quien pudiera asistirlo en su casa.
“Lofiego habló mucho al principio de las investigaciones”, admitió la doctora. “El suyo es un apellido emblemático entre los represores. Estaba totalmente convencido de lo que hacía, de modo bestial. Desde la reapertura de los juicios, en 2003, aportó datos certeros; tanto, que siempre creímos que tenía un registro de lo que había ocurrido. Se ordenaron no menos de 30 ampliaciones de indagatoria; prácticamente, hubo exceso probatorio”.
La de ayer fue una jornada igualmente importante en las causas por terrorismo de estado. Gabriela alegó en la “Causa Klotzman”, que investiga lo acontecido en el centro clandestino de detención “Quinta de Fisherton”, ubicado en Mendoza al 9000, predio que hoy pertenece a un club de rugby y donde se encontraba la fábrica Chaina, ya demolida. Paradoja triste: un trabajador del club estuvo detenido allí.
“Daniel Guibes era director de Mantenimiento de la fundación que figura como propietaria del terreno, y cuando fue a trabajar allí, en la demolición, se dio cuenta de que era el lugar donde estuvo detenido. De esa demolición nos enteramos mientras la misma avanzaba, antes de que comenzara el juicio oral; pedimos al tribunal actuante que impusiera una medida de ‘no innovar’ para no perder la oportunidad, pero fue negada”, detalló la abogada.
“Pero eso no impidió que la justicia siguiera adelante y esperamos que salgan las condenas pedidas”, concluyó.