La triunfadora de la interna socialista entre precandidatos a senadores nacionales considera que no siempre el resultado de las PASO (donde el Frente Amplio Progresista fue tercera fuerza en la provincia) se traslada a las elecciones generales.
La configuración del Congreso nacional es uno de los puntos neurálgicos de toda elección. Las PASO de ayer mostraron, en esa categoría, que en la candidatura a obtener bancas en el Senado, la actual diputada provincial Clara García obtuvo más de 125 mil votos, ganando nítidamente la interna del Frente Amplio Progresista con el 68 por ciento de los sufragios, sobre el 32 por ciento consegido por su contendiente Rubén Giustiniani.
“Fueron 47 días de campaña muy intensos”, describió Clara. “Debimos sobreponernos (al fallecimiento de Miguel Lifschitz) y resurgir, y obtener una victoria tan contundente nos pone con esperanzas y sintiendo que tomamos una buena decisión”.
En Rosario, la lista de precandidatos a concejales apoyada por el intendente Pablo Javkin se impuso ampliamente sobre Verónica Irizar, candidata del socialismo “Tuvimos una muy buena charla con el intendente, cada cual poniendo énfais en su propio triunfo. Vero Irizar salió segunda porque Javkin es un muy buen intendente y su principal candidato (Ciro Seisas) hizo una muy buena elección”.
En los cómputos generales para senadores, el Frente socialista acaparó el 11 por ciento de los votos; el Frente de Todos alcanzó el 30 por ciento, y Cambiemos, el 40. Prima facie, son números adversos para Clara de cara a las generales de noviembre. “No siempre el resultado de las PASO se traslada a las generales; máxime, cuando hubo (en los otros partidos) acusaciones de tal calibre”, antepuso. “Empieza un nuevo camino y nuestra trayectoria indica que siempre nos fortalecimos desde las PASO hasta las generales”.
Sobre la pérdida de caudal electoral del gobierno nacional, Clara consideró: “Fue una respuesta a una actitud poco transparente, con idas y vueltas, y la falta de un proyecto de país. El gobierno nacional ya no podrá con aquello de ‘vamos por todo’ y deberá ver en el adversario no a un enemigo, sino a un contrincante con quien, el día después, se puede construir”.