Un joven fue imputado hoy, con el acusado en libertad, por abuso en patota.
Las cuatro adolescentes fueron invitadas, a mediados de Junio, a participar de una fiesta en una quinta. Los chicos que las invitaron son universitarios. Uno, el que tiene plata, conducía la camioneta con la que las pasó a buscar. Pero el destino era diferente al que ellas esperaban.En un momento dado, ingresaron a una cochera, allí empezaron a ingerir alcohol, a bailar, y se encontraron con otros jóvenes.
Al día siguiente, dos de las menores se enfrentaron con dificultades para recordar lo que había pasado. Una se despertó en su casa, con la ropa desarreglada, semidesnuda. La otra, con un golpe en el rostro. El resto de las chicas- en una charla con la amiga y luego, con la abogada- dijeron que la primera, aquella noche, tenía una extraña forma de comportarse, acelerada, errática. Además, le contaron que habían visto situaciones de índole sexual, que la adolescente no recuerda haber consentido. A esto se agrega que les robaron- a ambas- los teléfonos celulares.
La causa está a cargo del fiscal Santiago Tosco, en Cañada de Gómez, quien ya avanzó con los allanamientos en los que se secuestraron los teléfonos, bebidas y ropa de estos jóvenes que formaron parte del engaño y la agresión.
La imputación es por abuso sexual con acceso carnal y violación de cuarentena. Los acusados serán más, entre abusadores y encubridores. Aún está pendiente la declaración de las víctimas.
El soporte legal de las chicas lo ofrece un grupo de abogadas, psicólogas y trabajadoras sociales que se ocupan de casos de violencia de género. La voz más conocida en estos días, es la de la Dra. Analía Abreu, quien subraya que todas tratan de visibilizar estas “prácticas comunes y frecuentes” en algunos lugares. De hecho, Abreu estaba impactada por la falta de conciencia de estos jóvenes, para ellos lo más ofensivo fue ser acusados de robar los celulares.