Sarah Gilbert lidera el prometedor ensayo de la Universidad de Oxford
“Hemos tenido que trabajar muy, muy rápido”, dice la profesora Sarah Gilbert. La científica de la Universidad de Oxford sabe que va a contrarreloj. Está intentando conseguir una vacuna que frene al coronavirus, el patógeno por el que a principios de esta semana ya se habían confirmado más de 16,3 millones de infectados y más de 650.000 muertos.
Gilbert y su equipo de 300 investigadores se las han arreglado para “avanzar muchos de los pasos del desarrollo de una vacuna que normalmente toman unos cinco años”. “Llo hemos hecho en cuatro meses”, se jacta la profesional.
Y los primeros resultados son alentadores. La vacuna se muestra segura y activa una respuesta inmune contra el coronavirus. Sin embargo, todavía es pronto para saber si esto es suficiente para garantizar protección, evitar que las personas se enfermen o incluso disminuir sus síntomas.
Vale la pena señalar que existen otras 22 vacunas potenciales en ensayos clínicos y otras 100 en fases más tempranas de investigación.
Quien es
Sarah Gilbert es madre de trillizos desde 1998. Un año después de dar a luz, se convirtió en profesora universitaria. “Es muy difícil equilibrar trabajo y vida personal”, explica. “Parece imposible cuando no tienes apoyo. Tuve tres hijos. Las tarifas de la guardería eran más altas que mi salario” le explicó a BBC.
Su pareja decidió interrumpir su carrera y cuidar de los niños, pero Gilbert afirma que fue difícil en aquel momento.
“Solo tuve 18 semanas de baja por maternidad. Tenía que cuidar de tres bebés prematuros y fue muy estresante”, dijo la científica.
En 2004, era profesora adjunta de una universidad y tres años después comenzó a trabajar en un proyecto de vacuna contra la gripe para la asociación Wellcome Trust de Londres, la cual financió su propio equipo de investigación.
Hoy, los trillizos tienen 21 años y estudian bioquímica, como su madre. De hecho, están tan interesados en su cometido de encontrar la vacuna contra la covid-19, que los tres han decidido ser voluntarios para los ensayos de Oxford.
“Tenemos que inmunizar a jóvenes sanos entre 18 y 55 años”, cuenta Gilbert a la BBC. Para ello necesitaba una buena cantidad de voluntarios, así que aceptó de buen grado la ayuda de su familia.
Tampoco la asustan los posibles efectos adversos de los ensayos: “Hemos usado este tipo de vacunas en varias ocasiones en el pasado, así que no esperamos sorpresas”. Lo más importante, concluye, es “concentrarse en los ensayos clínicos y acelerar la producción” tanto como sea posible para detener el crecimiento de la pandemia.