Así resumió la situación imperante una vecina del barrio, quien no conocia al arquitecto asesinado anoche, pero sí, a varias víctimas de episodios violentos.
Tras el pavoroso crimen de Joaquín, el arquitecto de 34 años asesinado en Arroyito frente a su pequeña hija cerca de la medianoche de ayer, empiezan a alzarse algunas voces que ya claman por seguridad, ya cuentan acerca de la situación que se vive en la zona.
Georgina, vecina del barrio, no conocía a Joaquín, aunque sí, a varias otras personas que padecieron situaciones de violencia, claro que sin tan tremendo desenlace.
“Nos cuidamos entre nosotros. Estamos bastante bien organizados, con un grupo de whatsapp y alarmas y cámaras que hemos hecho colocar en algunas cuadras”, describió. “Constantemente vamos avisándonos como para que tengamos cuidado”.
El origen de esto se ubica en 2018. “Empezamos a movilizarnos tras el asesinato de un vecino en la puerta de su casa. Hicimos marchas, armamos reuniones en la vecinal, y alguna repercusión tuvimos: colocaron una cámara de seguridad (de tres que nos prometieron; las otras dos no se colocaron por tema presupuestario); conseguimos que hubiera policías caminando por Avenida Alberdi y algunas calles paralelas, y llamábamos al 911 y la policía venía… pero ahora, cuando llamamos, ya no llega”.
“Tenemos identificados a un hombre y una mujer que se movilizan en moto y que roban y arrebatan. Pero no hay presencia policial, salvo un pueto de control de tránsito sobre Génova que funciona a mediodía. Y la comisaría del barrio, por modificaciones que sufrió, puede tomar denuncias pero no, detener. Hay situaciones que no podemos abordar”.