La fiscal de la Unidad de Investigación y Juicio especializada en balaceras Valeria Haurigot habló esta mañana con LT8 sobre el nuevo ataque a una estación de servicio –el quinto en menos de una semana– y señaló que se trata de alguien que “quiere amedrentar y mostrar poderío” y que es un claro caso de “intimidación pública” con algún objetivo. Además señalo que al no haber un pedido concreto atrás de los ataques se complica la investigación.
“Vemos que no hay un pedido de una prestación a cambio para los dueños de las estaciones de servicio, no es que se pide algo a cambio de balas, lo que nos coloca en un escenario investigativo diferente, visto más bien como un acto de intimidación pública, es una especie de amedrentamiento a cualquiera que se encuentra en un lugar determinado mostrando una situación de poder”, remarcó.
“Acá hay balas pero todavía no hay un pedido de dinero”, continuó la funcionaria judicial. “Esto hace que las hipótesis que se puedan manejar sean otras, es más complicado. Lo que se busca es amedrentar y mostrar un poderío. Es mostrar poder por el poder mismo causando miedo. No se puede descartar nada en este momento. Quien da la orden tiene que tener una cierta estructura”, analizó.
Haurigot destacó que se investigan diferentes escenarios. “Dada las características del caso se trata de hechos que tienen un grado de complejidad donde el autor, el que da la orden, no está a la vista”, indicó.
“Normalmente lo que veníamos viendo con el tema de las balaceras es que como consecuencia de un conflicto, que puede ser una cuestión narcocriminal, se disparan entre cuatro o cinco balaceras entre bandas, ahí el esclarecimiento es alto porque suelen quedar rastros y cuando estas personas son aprehendidas en algún operativo suele haber un esclarecimiento. Esta modalidad de nocturnidad, con una moto, hace que sea más difícil llegar a dar con el autor material”, concluyó.