Están ardiendo miles de hectáreas en esa provincia mesopotámica y las pérdidas son incalculables
La quema de pastizales destrozó el ecosistema vinculado al humedal, y con ello, la ciudadanía rosarina padece una y otra vez la intromisión del humo, que no solo incomoda: también daña la salud.
Pero lo que le ocurre a esta ciudad no es excluyente, ni por asomo, y se sabe. Y otros territorios devastados están en la provincia de Corrientes, donde las escenas dantescas son moneda corriente, con las consecuencias al cant
“Es todo tristeza para nosotros. Años de trabajo y sacrificio que se pierden en pocos minutos”, dijo Diana Aguirre, productora agropecuaria cooperativista dedicada a la miel. “Tuvimos más del 70 por ciento de pérdida de los colmenares por los incendios que arrasaron los eucaliptus, que tienen el néctar con el cual las abejas trabajan en esta época del año”.
“Pero también, la sequía está dejando sin alimentación a las abejas que están en las pocas cámaras que nos quedan”, agregó, “así que la pérdida de la producción de miel es casi total”.
El fuego ha arrasado, literalmente, con todo. “Hemos visto tatúes, yacarés y carpinchos muertos. Caballos y vacunos escapando; es devastador. Vino el Ejército Argentino y trabajan desde un asiento hacia distintos puntos de la provincia. Agradecemos la yuda que presta la provincia, pero si esa ayuda hubiera llegado antes, podrían haberse salvado muchas hectáreas. El fuego está ganando la batalla y ahora es tarde para buscar culpables. Hay que enfrentar la situación y tratar de salir a flote”.