Gustavo Adda, de la Dirección de Tránsito municipal, habló acerca del incidente entre un conductor y un inspector registrado días atrás.
Anteayer se produjo un incidente violento del cual fue víctima un inspector de la Dirección de Control de Proximidad, quien fue golpeado en el rostro por un conductor que dejó su automóvil estacionado en cercanías del Colegio Marista (Oroño 770).
Gustavo Adda, titular de la Dirección General de Tránsito de Rosario, comunicó que el agente “manifestó estar bien de salud; un poco dolorido, angustiado por la circunstancias”. El agente, agregó Adda, “se encontraba realizando tareas de relevamiento. Intervino ante el estacionamiento de manera indebida – de acuerdo a lo que marca la ordenanza 9174 del año 2014, que establece prohibición de estacionamiento frente a ciertos edificios escolares – y el conductor, molesto, tomó esa determinación violenta”
“Los agentes de control somos agentes de cambio cultural”, argumentó Adda. “Tratamos de ayudar a crear un entorno en donde los niños puedan desenvolverse con total seguridad, y un padre que hace esto delante de los niños está tomando una decisión desafortunada y muy poco ejemplar”, cuestionó.
“Estacionar en doble fila es una falta causal de retención de la licencia de conducir”, informó el funcionario. Pero también, el automóvil presentaba faltantes “del paragolpes delantero, chapa patente y alguna óptica”; todas ellas, que también ameritan la retención.
Cuando se labra la falta por estacionar en doble fila, “se retiene la licencia pero el auto puede continuar su marcha con el conductor a cargo, porque a éste se le entrega una copia del acta de comprobación que dice que por 48 horas, el mismo puede conducir el vehículo dentro de la ciudad. Luego hará su descargo ante el Tribunal Superior de Faltas, tras lo cual podrá recuperar la licencia, si es que no se comprueban otras faltas anteriores”.
Un hecho como el de referencia “no es cotidianos porque el personal de control está capacitado para sobrellevar una situación de conflicto. En las escuelas, donde rige la ordenanza mencionada antes, aunque siempre hay gente que incumple. Sucede que las escuelas tienen unas matrículas enormes; muchas están ubicadas en calles angostas y en zonas donde circula mucho transporte público o donde hay muchos comercios”. Por todo eso, Adda considera que “debemos comprender la conflictividad que se desata en los horarios pico de entrada y salida de los colegios. Amén de eso, el rosarino es cumplidor y se molesta muchísimo cuando ve una falta. Demanda más control y por eso, desde esta dirección se van planificando distintas estrategias”.