“La seguridad de la información en el modo virtual es una de las notas negativas del censo, dijo Beatriz Busaniche, integrante de la fundación Vía Libre. “Lo positivo fue que logramos quitar la exigencia de anotar el DNI en el formulario. Mañana, el o la censista no nos solicitará el DNI. Pero hay una serie de flaquezas en el formulario virtual: la única auditoría de seguridad del censo virtual fue adjudicada a una empresa de las grandes, pero la misma fue contratada el 18 de marzo, cuando el censo virtual comenzó el 16 de marzo; o sea, cuando ya datos cargados. Eso es gravísimo”.
“El Estado tiene información fragmentaria en función de la misión de cada organismo. La Ley de Protección de Datos Personales establece que para recolectar un dato debe existir el Principio de Finalidad: Por ejemplo: Afip tiene información para cumplir con la recaudación de impuestos; peor no le interesa la orientación sexual o el origen racial, pero esa información sí está en el censo. Lo mismo con Anses: conoce nuestra conformación familiar, si estamos jubilados, si tenemos hijos, etc., pero no tiene por qué conocer otros datos que están en el formulario del censo”.
“El censo es información estadística, y hay una diferencia sustancial entre lo que es información de población y de hogares y lo que es información personal. Por caso: si una persona tuvo que salir de su domicilio porque sufrió una situación de violencia de género y trasladarse a otro domicilio, será censada en el nuevo domicilio, donde está escondiéndose de la persona violenta. Esa información puede ser usada, entonces, con fines discriminatorios, si no es bien resguardada”.
“La sociedad es una cosa y las personas son otra cosa. Una cosa es la información poblacional, que debe ser anónima y no debe cruzarse con otras bases de datos, y otra cosa es la información personal. Lo dice la ley”.