Es uno de los datos primigenios que reveló la evaluación realizada por el Ministerio de Educación de la Nación. Hay un brecha cada vez más marcada por la situación económica de los alumnos
Ayer, el Ministerio de Educación de la Nación publicó los resultados preliminares de las evaluaciones que se hicieron en tiempos de pandemia y que muestran una fuerte caída de conocimientos en lengua y matemáticas. El 44 por ciento de alumnos de sexto grado demostró tener dificultades para comprender un texto adaptado a su edad, y en la segunda materia, el 45,2 por ciento no alcanzó un nivel satisfactorio.
Para Carina Cabo, doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de Rosario, esto “era esperable; especialmente, por lo que dejó la pandemia. Si se hace la diferencia entre sectores altos, medios y bajos, se ve que el 80 por ciento de los alumnos de sectores altos comprenden lo que leen, pero en los bajos, sólo lo hace el 30 por ciento. Esa brecha se debe a que en la pandemia, los de sectores altos siguieron teniendo clases virtuales; en cambio, los de sectores bajos, pudieron hacerlo a distancia o con otros medios. Esto, sumado a la pobreza, a la desinversión y a la falta de interés para trabajar en una política pública para educación, marca claramente este problema”.
“Cuando uno aprende a leer aprende a interpretar el mundo y cuanto más lenguaje se tiene, más se pueden expresar las ideas”, marcó la profesional. “Lo más llamativo es que apenas el 16 por ciento que termina la secundaria entiende lo que lee. Hay que focalizar en ello; ver qué podemos hacer ya para que los chicos tengan libros en casa, para que tengan jornadas de clases extendidas y para universalizar la sala de 3 años. Porque los sectores medios y altos mandan a sus chicos a jardines privados, mientras que los de sectores bajos no pueden hacerlo y cuando terminan sexto grado, no leen de corrido ni en voz alta”.
Sobre la incidencia de la tecnología, Carina opinó: “No es fundamental. Tiene sus aspectos positivo y negativo. Es útil cuando nos permite estar a distancia y seguir aprendiendo. Pero muchas veces interrumpe la educación, cuando se permite mucho tiempo de uso del celular en el aula, pero allí está la capacidad del docente, porque se trata de saber enseñar con tecnología“.
El rol de las familias “es fundamental; sobre todo en la primera infancia. Los chicos que tienen libros en casa tendrán un capital cultural más amplio que los que no pueden tenerlos, como los de sectores más bajos. Allí debe actuar la política pública, para que todos los chicos incorporen la cultura, y si los padres no tuvieron o tienen la posibilidad de hacerlo, tiene que hacerse cargo el Estado”.