Claudio Castricone, sacerdote de Tablada, analizó el Comunicado de la Iglesia “Rompamos el silencio que mata”, a propósito de la inseguridad y la violencia que se vive en las calles de Rosario. Además, indicó que “La gente sabe dónde se está vendiendo la droga, pasan los gendarmes y no hacen nada”.
“El problema de la muerte, de las balaceras, es constante en la ciudad. La droga está matando a nuestros jóvenes y no hay una respuesta eficaz del Estado”, explicó el padre Claudio Castricone, párroco de “Nuestra Señora de Fátima”. Al tiempo que señaló “Acá la cosa se puso brava, no sólo porque destruyeron cinco puestos de ventas de droga en Empalme Graneros, donde murió Máximo, el nene de once años que quedó en medio de una blacera, sino también porque la situación es difícil desde hace mucho tiempo”.
En ese sentido, el sacerdote sostuvo “Lo único que hay en la provincia para rehabilitar a un joven con problemas de adicciones es un centro en Rafaela. Nos preocupa que los centros de salud no sepan cómo atender a un adicto”. Y más adelante, amplió “Trabajamos en dos capillas, con centros de día, para contener a la gente que lo necesita. Se vive con mucha bronca lo que pasó ayer, en el barrio Los Pumitas, todos estamos cansados, la gente sabe dónde se está vendiendo la droga, pasan los gendarmes y no hacen nada. Hay un hartazgo generalizado”.
Por último, en la continuidad de LT8, el sacerdote de Tablada subrayó “La presencia del Estado en brindar educación y la posibilidad de trabajo es fundamental, no hay otra salida para competir con el crecimiento del narcotráfico, porque las disputas por el territorio se terminan arreglando a los balazos. La mejor manera de desarticular el narcotráfico es la educación y el trabajo, que los pibes se sientan contenidos, queridos, multiplicar los lugares de contención es una manera también de desarticular el avance del narcotráfico”.
Fuente Entrevista de LT8
A.D.
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