La determinación del Gobierno argentino de definir a la ferretería como rubro esencial fue vital para que el rubro se mantenga en buen estado de salud
Cuando el Gobierno nacional tomó las primeras medidas de lucha contra el coronavirus, el 19 de marzo pasado, ubicó a las ferretería como una actividad esencial, por lo cual los negocios del ramo pudieron seguir funcionando. Hoy, en el Día del Ferretero, el presidente de la Cámara de Ferreterías de Argentina Sergio Angiuli, entiende que esa determinación hizo que el sector se transforme en una excepción dentro de la muy dañada economía nacional: “Por el hecho de ser definida la ferretería como una actividad esencial, no sufrimos bajas. Creo que nadie debería quejarse; al menos, en nuestra zona. Pudimos seguir atendiendo sin restricciones e incluso otras actividades también esenciales son clientas nuestras”, argumentó.
“Lo nuestro es atípico”, reconoció Sergio. “Todos (los trabajadores de otros ramos) dicen lo contrario y tienen razón. Pero por suerte seguimos bien. Muchos aprovecharon para hacer arreglos en sus casas, tras años sin hacer reparaciones. También, para hacer trabajos en familia y entretenerse con algo útil, los primeros tiempos de aislamiento vinieron muy bien”.
En el desbarajuste económico que campea en estos días, hay muchos comercios que quedaron en el camino. Pero no es el caso de este sector: “Si hubo algún caso de cierre de local, quizás hay sido puntual, coyuntural, pero no tengo conocimiento de que haya habido cierres a causa de la pandemia”.
Tras una referencia jocosa a los términos que alguna gente emplea para graficar sobre alguna pieza cuyo nombre desconoce – “chirimbolo”, “pendorcho”, “coso” -, el representante ferretero anunció que el trabajo que se consideró “machista” durante tanto tiempo ya no lo es: “Fue un rubro machista, pero eso se terminó. Las mujeres aprenden mucho más rápido que los hombres. De hecho, la presidencia de la Cámara de Ferreterías de Rosario la ejerce una mujer, quien tiene un conocimiento espectacular”.
Se dice que una de las cualidades más apreciadas en un ferretero es el de saber auxiliar a quienes que no tienen idea de cómo clavar un clavo. “El ferretero tiene la obligación de capacitarse, ser profesional y resolver los problemas del cliente”, aseguró Angiuli. “Tiene que saber aceptar que el cliente le explique lo que necesita como puede y con las palabras que puede. Si se es profesional, se sabrá hacer preguntas para conducir al cliente a que sepa explicar lo que necesita y, así, a ayudar a resolver su situación. Quien no entienda esto, no es un buen profesional”, aseveró. “No lo llamaría siquiera ferretero”.